- Psicóloga Mariana Gangas
Cómo lograr el equilibrio perfecto entre tu pareja y tus hijos
Se habla mucho de todo lo bello y positivo que traen los hijos; y, sin duda, quienes
somos mamás lo sabemos: la felicidad de tenerlos es indescriptible. Aún así, poco
se habla de la revolución que sucede inmediatamente después del nacimiento, de
los altibajos que eso supone y de la reformulación de la estructura familiar que
teníamos hasta ese momento.
Lo cierto es que, muchas veces, equilibrar y reorganizar esa estructura puede
costar más de lo que quisiéramos.
En este artículo te cuento sobre tres aspectos que puedes trabajar para lograr un
nuevo equilibrio entre tu pareja y tus hijos.
Todas las que atravesamos en carne propia un nacimiento sabemos que hay
momentos en los que podemos sentirnos colapsadas. Ahí puede aparecer un
sentimiento de culpa: ¿Qué hago mal? ¡No entiendo lo que necesita! ¡No sé qué
necesito yo!
El 67% de las parejas experimenta un bajón en el nivel de satisfacción con su relación al tener hijos”.
*Estudio publicado en el Journal of Family Psychology.
Calma, porque lo bueno de una crisis es que siempre, siempre… pasa.
Cuando el cansancio, la falta de sueño y tiempo para nosotros mismos y para la
pareja es parte de la “nueva realidad”, debemos adaptarnos. Bien, el primer gran
paso para evitar llegar a sentirte agobiada es repartirte las tareas de la casa y de
la crianza con tu pareja y eso, contribuye a la hora de evitar conflictos o
alejamiento en la relación.
Estos son los tres aspectos a los que debes prestarles especial atención para ir
logrando, poco a poco, el tan ansiado equilibrio:
Comunicación: intenten expresarse sin herir al otro. Hablar de la situación, de
cómo te sientes, de qué necesitas es imprescindible para poder recorrer el camino
juntos, sabiendo que hay un apoyo mutuo.
No es lo mismo decir: “Necesito dormir un poco más, ¿lo puedes cuidar?” que “Tú
no me ayudas en nada, estoy todo el día con el bebé, no puedo ni siquiera
dormir”. ¿Ves la diferencia? Intenta hablar no desde el reproche sino desde la
comunicación, desde lo que necesitas en ese momento.
Crea espacios y tiempo: tanto individuales, familiares o en pareja. Al principio
será más difícil porque un recién nacido necesita mucha atención de tu parte. Poco
a poco, puedes ir reorganizando horarios y repartiéndose tareas para lograr un equilibrio. Luego de dormir al niño/a por la noche, por ejemplo, tómense 20 minutos para hablar entre ustedes y de ustedes: cómo se sienten, cómo estuvo el día…
Empatía: la comunicación es el medio por el que se llega a la empatía. Si ambas
partes saben cómo se siente la otra, la conexión y empatía será más fuerte;
escuchar al otro también es escucharte a ti misma, y viceversa.
La gran tarea de ser padres, en su mayoría, contiene el desafío de reinventarse
una y otra vez, a lo largo de la vida de tus hijos y, a su vez, en la pareja.